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lunes, 8 de septiembre de 2014

El ínclito Felipe González, que bajo has caído . Ellos ladran nosotros cabalgamos.



El pasado mes de mayo, cuando ya se conocían los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en una mesa redonda organizada por la Fundación Alternativas sobre “La democracia en España“, Felipe González obviaba hablar de su partido, sumido en una crisis profunda, para criticar el avance de Podemos, afirmando, en la linea que lo hace la derecha más reaccionaria de este país, que “una alternativa bolivariana para España y para Europa sería una catástrofe sin paliativos”; faltando al respeto a más de un millón de españoles que han optado por esta nueva formación, hartos de la crisis profunda de nuestras instituciones, contaminadas por los altos niveles de corrupción de los dos grandes partidos.

Muchos creyeron que había estado muy poco afortunado en sus palabras, propiciadas más por un calentón del momento como consecuencia de la última derrota sufrida por los socialistas, e impropias de un estadista de su nivel; y en especial porque se olvidaba de que un alto porcentaje de los votos obtenidos de Podemos proceden del desencanto de muchos socialistas, muy defraudados por la deriva del PSOE, un partido que ya no representa a la izquierda en nuestro pais.
Pero hace unas horas, sorprendiendo a propios y extraños, e incomodando a muchos compañeros de su propio partido, ha comparado a Podemos con la extrema derecha de Le Pen, con la Venezuela de Hugo Chávez, y con el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo en Italia. Ni Francisco Marhuenda lo hubiese dicho más alto y más claro. No se ha dado cuenta que con ello contribuye al descrédito y hundimiento definitivo del PSOE, que se ve abocado a su desaparición cuando se convierta en la tercera fuerza política de su país, y confirma que PSOE y PP representan una misma cosa.



Pero no acaban aquí los posicionamiento del ínclito Felipe González, cuando hace menos de 72 horas, y olvidándose de lo dicho en 2005 por Pascual Maragall en sede parlamentaria cuando afirmó que “el problema de CIU era el del 3%“, sale en defensa de Jordi Pujol, a quien “nunca” ha considerado corrupto. No estaría de más que Felipe González, que gobernaba por mayoría absoluta este país en plena ebullición del caso “Banca Catalana”, en el que estaba implicado personalmente el venerable Pujol, nos explicase las presiones, por cierto infructuosas, a las que fueron sometidos los fiscales Mena y Villarejo, encargados del caso, para que solicitasen el archivo de la causa, y que acabó con la indecorosa decisión de la Audiencia Provincial de Barcelona acordando el sobreseimientos definitivo del sumario; enterrando con ello una grave caso de delincuencia económica de alto standing, y abriendo la espita del intercambio de favores para taparse mutuamente las vergüenzas. Quizás uno de los primeros capítulos de la corrupción endémica que ahora sufrimos, por no haber sabido cortarla a tiempo.

La patética caricatura de un reconvertido a la CASTA

Felipe González, para justificar que él no pertenece a la casta, ha rematado su fanea dialéctica afirmando que “de la política no he vivido. He vivido para la política“. Por lo que, percibiendo ya una suculenta pensión como expresidente del Gobierno, ahora todos confiamos en que por coherencia con sus palabras, y de inmediato, deje su puesto como Consejero de Gas Natural, por el que cobra 126.000 euros anuales, y devuelva todo el dinero percibido hasta la fecha. Las puertas giratorias son incompatibles con la decencia democrática.

Felipe González, quién te ha visto y quién te ve. Qué bajo has caído, ¿tanto transforma el poder a algunos políticos?. ¿No te has dado cuenta que la derecha neoliberal se regocija con tus palabras, y ya te considera como uno de los suyos?. ¿No te percatas que personas como tú han contribuido al nacimiento y crecimiento imparable de Podemos?

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